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viernes, 22 de julio de 2011

De a peso

Foto: Martha Silva
De a peso ya sólo se consiguen unos chicles, a lo mejor algún juguete muy pequeñito hecho en China y un chocolate tan pequeño que se pierde entre nuestros dedos. Pero recientemente resulta que de a peso también se consigue un kilo de cebollas, dos manojos de espinacas, dos elotes y hasta un kilo de toronja.

Así es, los supermercados han decidido desde hace un tiempo organizar su días de plaza o de tianguis y ofrecer frutas y verduras a precios inverosímiles; ¿sabes cómo logran esto?, ¿sabes cuál es el verdadero precio que todos pagamos? Pues bien hoy te cuento esta historia de a peso.
Grupo Walmart inventó hace un tiempo un sistema que con el paso de los años ha sido copiado por todas las cadenas de supermercados (y en algunos casos, como en el de Chedraui, hasta superado); el sistema se llama "subasta inversa" y consiste en que en vez de que los productores vendan su mercancía al que ofrezca más, son los supermercados los que tienen la batuta y le compran al que venda en menos.

Y el que vende en menos no lo hace necesariamente porque puede hacerlo; muchas veces lo hace porque no le queda de otra. En el camino habrán impuestos evadidos, un conductor de trailer mal pagado, un cultivo regado con aguas negras y un campesino que apenas saca para comer tortillas y frijoles. Ese es el precio que todos pagamos por comprar la cebolla a $1/kg.

Pagan este precio también las pequeñas tienditas, tianguis, mercados, recauderías que no pueden competir con estos precios cuando llega un supermercado a su colonia y terminan por cerrar.

Pagan el precio también los campesinos a los que no les queda mejor alternativa que dejar todo e irse a intentar cruzar la frontera, a buscar el sueño americano.

Y nosotros ¿cómo podemos cambiar este corrompido sistema desde nuestras casas? Es simple, como consumidores tenemos mucho más poder del que imaginamos así que si está dentro de nuestras posibilidades debemos buscar:
  1. Pagar precios justos tanto para nosotros como para los productores.
  2. Comprar directo a los productores o bien minimizar el número de intermediarios.
  3. Preferir las frutas y verduras de temporada; si compramos barato que sea porque el clima así lo dicta y no una empresa.
  4. No comprar sólo porque está barato; hay que comprar lo que uno verdaderamente va a consumir (así también disminuyes la cantidad de comida que va a la basura).
La tierra es de quien la trabaja y el producto de esa tierra debe poderle dar una mejor vida a quien lo cultivó.

De a peso en peso que dejemos de gastar en estos grandes almacenes podremos hacer un cambio. Como dijo la pequeña Libertad en la célebre historieta 'Mafalda' de Quino:
"Una pulga no puede detener a una locomotora, pero puede llenar de ronchas al maquinista"

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