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viernes, 24 de mayo de 2013

La deuda de Monsanto

Imagen: Fred  en Flickr

Además de los apagones voluntarios y programados en la lucha social contra el cambio climático pocas causas mueven a tanta gente como la que tendrá lugar mañana 25 de mayo de 2013: la Jornada Internacional contra Monsanto. Probablemente has visto ya carteles de una marcha en tu ciudad, tal vez has recibido información a través de las redes sociales o has leído cientos de frases creadas para esta ocasión como "nada santo con Monsanto" o "millones contra Monsanto" y probablemente también te preguntes ¿qué ha hecho esta empresa para ganarse el repudio de tantos?

Pues bien, la historia de Monsanto es larga, llena de escándalos, de opositores pero también de dinero y apoyos gubernamentales. La empresa fue fundada por un químico estadounidense en 1901; inicialmente se dedicaban a producir sacarina y edulcorantes para refrescos, sin duda productos polémicos desde hace varias décadas; después incursionó en la producción de plásticos, en la industria química y luego produjeron la hormona sintética conocida como somatotropina bovina o rGHB recombinante. La hormona fue su primer producto escandaloso pues muchos aseguran que  produce cambios en la biología de las vacas afectando la calidad de la leche; muchos otros incluido el gobierno de Estados Unidos a través de la FDA aseguran que no es cierto; pero mientras tanto Canadá y la Unión Europea han prohibido su uso. Y ya entrados en gastos, gritos y juicios pues Monsanto no se tentó el corazón y entró en el negocio de los herbicidas y también en el que hoy lo caracteriza: los transgénicos.

Roundup MR es el nombre del herbicida que produce Monsanto; está compuesto principalmente por glifosfato el cual tiene la capacidad de inhibir la producción de aminoácidos aromáticos lo que en las plantas equivale a una muerte segura. Al principio se usaba para eliminar hierbas indeseables; el gobierno de Estados Unidos lo usó incluso para desparecer por completo plantíos de Coca en Colombia.

Una red de engaños, mentiras e interrogantes ha sostenido por años la distribución del Roundup: la empresa tuvo que enfrentar una demanda por poner en la etiqueta que el producto es "biodegradable" cuando en realidad persiste por mucho tiempo en el suelo; la Agencia de Protección Ambiental (EPA) descubrió en dos ocasiones que algunos científicos alteraban los resultados de las pruebas de toxicidad del producto; en 2009 en Argentina tras estudios científicos generados a partir de demandas Andrés Carrasco, subsecretario de Investigación Científica y Tecnológica del Ministerio de Defensa aseguró que el glifosato puede producir malformaciones neuronales, intestinales y cardíacas en los embriones humanos; la publicación de los resultados fue acompañada de cientos de notas de prensa en todo el mundo que desacreditaban tales estudios.

Su maravilloso herbicida, su producto estrella, un día dejó de ser tan perfecto, incluso para Monsanto pues resultó que mataba no sólo hierbas malas sino también cultivos deseados así que la empresa ni tarda ni perezosa creó nada menos y nada más que semillas de soja, maíz, algodón y otros cultivos resistentes al glifosfato ¿qué cómo lograron esto? pues ciencia y paciencia (y por supuesto dinero), el secreto está en la modificación genética de las semillas para crear los que hoy conocemos como "Organismo Genéticamente Modificado" (OGM) o producto transgénico.

La controversia sobre los OGM parece ser una discusión sin fin; la ONU a través de la FAO ha jugado un poco el rol de Poncio Pilatos y se ha lavado las manos declarando que:
'La ciencia no puede afirmar que una tecnología está completamente exenta de riesgos. Los cultivos sometidos a la ingeniería genética pueden reducir algunos riesgos ambientales asociados con la agricultura convencional, pero también introducirá nuevos desafíos que habrá que afrontar. La sociedad tendrá que decidir cuándo y dónde es lo bastante segura la ingeniería genética.' (FAO,2004)
Muchos creemos firmemente que los transgénicos son la razón perfecta para abusar de herbicidas tóxicos como el glifosfato, que generan resistencia a antibióticos que tal vez pueda pasar a las bacterias de nuestra flora intestinal, que pueden ser el disparador de nuevas alergias, intolerancias y males; que el contenido tóxico de los alimentos cada vez será mayor y que sin duda alguna y sin prueba científica que lo respalde al 100% me atrevo a decir: que al natural es mejor.

Como podrán ver la deuda de Monsanto con este planeta y con la humanidad suma una buena cantidad y el gigante sigue haciendo de las suyas con la protección de muchos pues al igual que otras empresas de fama mundial ellos también tienen quien les deba y en este caso es el Gobierno de Estados Unidos quien en la década de los 60 les encomendó la producción del 'agente naranja' el cual fue un potente herbicida usado en la Guerra de Vietnam para arrasar con la selva. El producto se rociaba sobre la selva desde avionetas y la quemaba sin una sola flama; las consecuencias fueron funestas: cáncer, malformaciones en fetos, daños permanentes en suelos y vegetación. 84 veteranos de guerra al no poder demandar al gobierno por daños a la salud (la ley prohíbe que veteranos demanden al gobierno por daños durante guerras) demandaron a las compañías responsables de la fabricación del producto; fueron indemnizados con 93 millones de dólares.Las 4 millones de víctimas vietnamitas siguieron el mismo camino pero su demanda no prosperó pese a que fue tratada por el mismo juez.

Imagen: watchingfrogsboil en Flickr
Como ciudadanos tenemos derecho a reclamar por estas prácticas, a pedir que las empresas se hagan cargo de sus pasivos ambientales y de salud pública y además a que las etiquetas de nuestros alimentos nos informen con veracidad si estamos comiendo productos transgénicos.

El gobierno de Estados Unidos debe a Monsanto (y otros de cuyo nombre no quiero acordarme) los millones de la indemnización y la molestias ocasionadas, Monsanto nos debe a nosotros y nuestros hijos mucho más que esos millones y al parecer varios países han decidido a través de leyes permisivas abrirle una gran línea de crédito para que también les deba a nuestros nietos, bisnietos y futuros descendientes mucho pero mucho más, tanto que no podrá pagar.

25 de mayo: una sola voz contra Monsanto
#Monsanto #FueraMonsanto #MarchAgainstMonsanto #opmonsanto #StopMonsanto #transgénicos

Para ver y leer:
- El futuro de la comida (2004) Documental.
- El mundo según Monsanto (2008) Libro y documental.
- Comida S.A.  o Food, Inc. (2008) Documental

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