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Foto: Tim Caynes |
Cada día compramos botes, cubos y bolsas de la basura más grandes; se llenan tan rápido que no hay lugar suficiente para acumularla. Aunque la separemos los botes cada día crecen y crecen más y ni en el reciclaje, ni en los tiraderos o vertederos y ni en la incineración está la cura para esta enfermedad de crecimiento desmedido. Nuestro bote de basura sufre de obesidad.
Cuenta la leyenda urbana llamada "El Rey de la Basura" que el líder de todos aquellos trabajadores informales que buscan productos reciclables entre las montañas de basura es mucho más rico que lo que nos podemos imaginar; que tiene un imperio de recolectores, hurgadores, pepenadores o como se les quiera llamar que enriquecen sus arcas vendiendo latas, botellas y frascos. En algunas ciudades, "El Rey de la Basura" ya no es un humilde ciudadano, es una empresa dedicada a reciclar y que cada día se enriquece más y más gracias a lo que queda de nuestros refrescos, galletas, productos de limpieza, papeles...