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viernes, 24 de junio de 2011

Inseguridad hasta en la sopa.

Foto: ilovebutter

En la publicidad de alimentos que solíamos consumir sin pensarlo dos veces hoy se han incluido términos como "orgánico", "grasas trans", "libre de hormonas", "clembuterol", "bajo en grasa", "alto en fibra" y mucho pero mucho más.


Las razones son muchas y entre ellas destacan el creciente interés de la gente por alimentarse más sanamente ante la proliferación de la obesidad, la diabetes, los infartos, el cáncer y enfermedades autoinmunes. Pero también la preocupación sobretodo de muchas asociaciones civiles y organizaciones no gubernamentales por garantizar seguridad alimentaria.

¿Seguridad alimentaria? Sí, leíste bien, pues resulta que ahora hasta la comida que comemos puede ser insegura. Sin caer en el alarmismo o el fatalismo es necesario decir que la cantidad de compuestos que se agregan hoy en día a los alimentos para hacerlos más rendidores, más baratos y más sabrosos es inimaginable.


No hay que ser un experto para darse cuenta que algo no anda muy bien con un alimento cuando leemos que sus ingredientes y no entendemos el 80% de las palabras: aceites parcialmente hidrogenados, benzoato de sodio, glutamato monosódico y como dicen mis hijos "ini mini maini mou"; es decir, muchos más ingredientes impronunciables.


Muchos ingredientes no son la mejor alternativa para nuestro cuerpo pero tampoco moriremos por ingerirlos; sin embargo, sin entrar en el tema de los transgénicos (de los cuales hablaré en un artículo posterior) hay tres cosas que hay que evitar a toda costa:


(1) Las grasas trans. En los ingredientes las encontrarás listadas como "grasas parcialmente hidrogenadas" y se han usado en la industria alimentaria para solidificar grasas de origen vegetal. Son capaces de elevar el colesterol mucho más que el huevo, los camarones o cualquier otra cosa famosa por su incidencia en la elevación del colesterol malo. Quien deja de comerlas sin duda baja sus niveles de colesterol malo. Andan por todos lados en las galletas, margarinas, cremitas para el café, cereales, dulces para niños (ojo con los famosos chiclosos de frutas winis) y mucho más pero gracias a campañas exitosas en contra de estas grasas ahora encontramos todo en versión "sin grasas trans" así que elige con cuidado al comprar.

(2) El clembuterol. Muy famoso desde hace poco cuando cinco futbolistas mexicanos salieron positivos en la prueba anti-dopping por haberse comido unos taquitos de arrachera (o alguna otra carne de res o pollo). Es un fármaco que suele usarse en medicamentos para asmáticos aunque en muchos países ya esta prohibido (no en el nuestro); los animales alimentados con clembuterol desarrollan mucho músculo y poca grasa ¡qué belleza! una vaca que solía producir 400 kg de carne ahora podrá producir tal vez 600. El mayor riesgo es la posible afectación en pulmones y corazón. Si puedes come carne orgánica; de lo contrario disminuye su consumo además del riesgo por clembuterol la carne no es muy sana que digamos.

(3)
Los plaguicidas también conocidos como pesticidas presentes en frutas, verduras, frijoles, lentejas. En teoría, la cantidad que se puede usar de estos productos está regulada pero en este país en teoría también podemos confiar en la policía así que yo no estaría tan segura de que los alimentos tienen una cantidad mínima de plaguicidas. Los riesgos: intoxicaciones, alergias, intolerancias e incluso cáncer. Soluciones caseras: remojar frutas, verduras, leguminosas toda una noche y luego tirar el agua; preferir la fruta un poco apachurrada, fea, con agujeritos sobre las rojas manzanas enceradas y perfectas, comprar productos orgánicos o cultivados de la forma más natural posible.


La solución de fondo a este problema es informarnos, elegir con cuidado lo que compramos y comemos, buscar alternativas orgánicas o más naturales (ahora sí que como de rancho de antes) pero sobretodo no perder de vista que el que paga, manda y que por ello tenemos el poder de exigir a las empresas y al gobierno alimentos más sanos.
Si los movimientos sociales no están en tus planes al menos lee la etiqueta de todo lo que compras; una regla de oro es que la comida más sana es la que menos ingredientes incluye en la etiqueta.


En el próximo artículo les contaré de una buena idea para tener alimentos orgánicos en la puerta de su casa. Estén pendientes.

3 comentarios:

  1. Como dijo Luis Pescetti en su concierto del martes: la comida natural tiene máximo cuatro sílabas, más de eso, no es sano. hue-vo, fri-jol, mal-to-dex-tro-sa.

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  2. Hermosísimo Claudia!!! y por supuesto muy cierto

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  3. No quiero ni pensar en la cantidad de ini mini maini mou que he comido en mi vida. Tienes razón con lo de la fruta, la que está picada de insectos es la mejor. Aquí en el mercado chamula es la más barata, pero cómo nos seducen las manzanas rojas y sedosas del súper. Bien por tu blog!!!!

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