Árboles alrededor de la Planta de Chérnobil Foto tomada en 1998 por David McMillan Proyecto Pripyat and the 30K Zone |
Ayer se cumplieron 26 años del accidente en la planta nuclear de Chernóbil; lamentablemente muchos no lo recuerdan o no tenían edad suficiente para enterarse, otros no han tenido acceso a información al respecto y otras más no tenemos el recuerdo en nuestras mentes tan nítido como la última película que vimos en el cine porque si así fuera, seguro que algo hubiéramos hecho para impedir que siguieran operando las plantas nucleares a lo largo y ancho del planeta.
En las décadas de los 40 y 50 el hombre buscaba sin cesar formas de obtener energía eléctrica con base en los conocimientos científicos que avanzaban velozmente. Entonces pensaron que si las bombas atómicas usadas en la Segunda Guerra Mundial habían desprendido una notable cantidad de energía seguro que existía la forma de contener esa energía y transformarla en electricidad. Dale que dale, intento tras prueba, el 20 de diciembre de 1951 se generó por primera vez electricidad a través de una reacción nuclear como aquella que diera origen a las tragedias de Hiroshima y Nagasaki.
¡Eureka! la desintegración de un átomo podía llevar luz a nuestro hogares, iluminar nuestros televisores y encender planchas, hornos, computadoras, cafeteras... Sin duda, el proceso es delicado, las reacciones son altamente explosivas, sirven igual para generar luz que para hacer estallar una bomba, se genera radioactividad, si algo falla puede ser fatal. Sin embargo, el ser humano decidió endurecer los protocolos de seguridad y correr el riesgo.
Los países que aspiraban al desarrollo tenían que tener al menos una central nuclear y comenzó la carrera por ser moderno y radiactivo; hoy operan 443 plantas de este tipo en el mundo, lo que equivale a un 17% de la generación eléctrica total.
En 1979, la central nuclear de Three Mile Island en Estados Unidos reportó una falla que provocó una explosión dentro de un reactor que pasó inadvertida de tal forma que los gases radiactivos fueron emitidos a la atmósfera. Tardaron casi 14 años en limpiar los estragos del accidente, la población de la isla ha presentado desde entonces estrés crónico, alza en la presión sanguínea, un débil sistema inmunológico y mayor incidencia de casos de cáncer.
Chernóbil es hoy una ciudad fantasma localizada en el norte de Ucrania; tuvo que ser abandonada en 1986 tras el accidente en su planta nuclear. El 26 de abril alrededor de la 1 de la mañana mientras se "experimentaba" con uno de los reactores para ver si podía generar más electricidad, se produjo una explosión sin precedentes. Una nube radioactiva se extendió por toda Europa, la gravedad del accidente lo catalogó en el nivel 7 de la escala de eventos nucleares INES la cual va de 0 cuando se presenta una anomalía a 7 cuando el accidente es muy grave.
El precio de Chernóbil se siguió pagando muchos años en muchos rincones del mundo, incluso los que ni por error estarían bajo la nube radioactiva. En 1987 un buque entregó en el puerto mexicano de Veracruz 45 mil toneladas de leche en polvo procedente de Irlanda; el gobierno del Presidente De la Madrid las distribuyó a través de la hoy desaparecida paraestatal Conasupo: la leche estaba contaminada con elementos radioactivos de Chernóbil.
Tras la tragedia ucraniana la vida de las plantas nucleares continuó como si nada y el 11 de marzo de 2011 el mundo volvió a estremecerse cuando la Central de Fukushima en Japón estalló tras el terremoto y maremoto reportados en la zona. Tres explosiones en cinco días, la escala INES vuelve a exhibir el número 7, fuga de agua radiactiva al mar, niveles de radiación ocho veces mayores que los recomendados como seguros para el ser humano, suministro de yodo a la población para prevenir el desarrollo de cáncer de tiroides, operarios con el ADN alterado por exposición a la radiación...
Europa cierra temporalmente sus centrales para verificarlas, las organizaciones sociales protestan (¡no puede ser que nos pase de nuevo!), Venezuela cancela la instalación de más centrales igual que Suiza y Austria.
Hoy, un año después de Fukushima, 26 después de Chernóbil y 33 después de Three Mile Island seguimos generando energía eléctrica con plantas nucleares; hoy seguimos aumentando nuestro consumo de electricidad dando pie a que muchos justifiquen la existencia de estas centrales. A veces parece que todo esto se ha olvidado y que pese a que el cáncer parece virus no nos organizamos lo suficiente para protestar, para difundir esta información o para desde nuestra casa hacer un cambio en nuestros hábitos de consumo.
En memoria de estas tragedias algo debemos hacer para un día poder celebrar en memoria de la energía nuclear que no se usa más en el planeta.
La energía eléctrica es necesaria para dar poder a las computadoras con que habrán de diseñarse los sistemas eólicos, solares y propulsasos por la marea que abrirán el futuro sustentable.
ResponderEliminarYo pienso que debemos dar el gran salto tecnológico hacia adelante y para ello necesitamos todo el poder nuclear de la tiera. Con el avance tecnológico que consigamos habrá un elevador espacial para sacar del planeta los desechos nucleares hacia una inocua incineración solar.
Suena a ciencia ficción, pero hace tan solo 20 años la tablet con la que escribo esto también lo era.
Estoy de acuerdo en las necesidad de tecnología, de luz, de energía pero ahora así que "ni tanto que queme al santo, ni tanto que no lo alumbre". Lamentablemente la revolución tecnológica se ha acompañado de una cultura de despilfarro que hace que consumamos más de lo necesario incluso para estar ultra cómodos.
EliminarPor otro lado la corrupción, los "ahorros" industriales que obligan a operar plantas en malas condiciones no son un buen aliado en el caso de la energía nuclear.
Pasa algo similar con los derrames petroleros: tanta tecnología, tantos avances científicos, tantos protocolos pero cuando se entra en contingencia al parecer nadie sabe qué hacer (o nadie quiere hacer nada).
Sin duda un tema polémico pero también sin duda coincidiremos en que el consumismo exagerado, la corrupción y el abuso no pueden ir de la mano de la tecnología.
No lo veo como una disyuntiva entre dos fenómenos, sino como que uno será consecuencia del otro.
ResponderEliminarLa energía nuclear es barata y si no fuera por los desechos radioactivos sería limpia. Pienso que si la idea del elevador espacial nos la tomamos en serio y la vemos como consecuencia del avance en materiales, que a su vez deviene del avance en tecnologías de información, debemos entonces echarle toda la carne al asador, poner a la humanidad al doble de wattage de lo que hoy tenemos y buscar progresar en todas las ideas que hay allí sobre aprovechamiento de la energía solar, del hidrógeno y de otras fuentes alternativas para superar la era del combustible fósil.
Lo peor sería que se nos acabaran los combustibles fósiles y que con toda esa energía gastada no lográramos encontrar una nueva fuente, sobre todo porque la energía solar que cae en tan solo en unos cuantos minutos sobre la tierra, tendríamos para doblar los consumos de energía actuales por todo un año.