Foto: "Vandalized Playground" de Morley Sewell |
No cabe la menor duda que tener cerca de casa un parque, un área verde, una plaza, una playa o cualquier otro espacio público adecuado para el esparcimiento es una delicia. Los parques son un buen sitio para que los niños jueguen, para que el perro pasee, para sentarse a leer, para charlar con los vecinos o simplemente para encontrar un momento de paz en medio de nuestras vertiginosas rutinas.
Los gobiernos suelen hacerse cargo de los espacios públicos grandes o importantes ya sea a través de sus representantes locales o bien mediante fideicomisos o asociaciones; la historia de los parques pequeños, de los que suelen estar inmersos en los barrios es otra.
La falta de presupuesto, recursos humanos e incluso de voluntad deja estos espacios a merced del paso del tiempo, del vandalismo y del olvido y donde hubo pasto hoy hay maleza, donde hubieron juegos infantiles hoy hay fierros oxidados o maderas apolilladas, donde hubo una fuente hoy hay un estanque de agua sucia.
Usualmente como sociedad, lo que hacemos es quejarnos de esta situación y dejar de acudir a esos sitios; es claro que eso no resuelve nada para nadie y que los primeros y últimos afectados somos los vecinos de ese espacio.
Pero hay otra forma de ver las cosas y es lo que han hecho de forma exitosa en países como Estados Unidos, Canadá e incluso Rumania. Los espacios olvidados ahora pueden ser adoptados por los ciudadanos.
Los programas de "Adopta un Parque" o "Apadrina un Espacio" funcionan de maravilla en cualquiera de sus modalidades de las cuales les platico enseguida:
- El Gobierno publica una lista de los espacios que buscan ser adoptados; los ciudadanos eligen un sitio y una tarea voluntaria, por ejemplo, podar el césped o pintar las bancas; el gobierno les provee el material y equipo necesarios y ellos aportan la mano de obra.
- Los vecinos se organizan para adoptar de forma colectiva un espacio público; este acto es reconocido de forma oficial colocando una placa en el parque que indique quienes son los nuevos padres de este pequeño abandonado. Los vecinos firman una carta compromiso en la que se hacen responsables, en primera instancia, de visitar de manera regular el sitio y posteriormente mantener limpio el parque, tener el pasto podado y avisar a las autoridades de cualquier incidente que represente un peligro: un árbol que pueda caerse, actos de vandalismo, posibilidad de incendio.
- Los vecinos se organizan y se hacen prácticamente dueños del espacio, ahora deben cuidar de él pero además pueden hacer con y en él lo que gusten: colocar una fuente, dar conciertos, hacer ferias, instalar una ciclopista, instalar un huerto urbano o lo que crean que conviene más al barrio.
- El espacio es apadrinado por una empresa o grupo de empresarios quienes recibirán beneficios publicitarios, fiscales y/o comerciales a cambio de mantener el lugar en óptimo estado.
Si en nuestra comunidad no existen programas de este tipo podemos (y debemos) sugerirlos a las autoridades; la inversión que como vecinos hagan en estos espacios es similar a la que uno hace cuando paga una cuota de mantenimiento por vivir en un coto cerrado pero los beneficios serán inmensamente mayores porque además de tener la garantía de un espacio para el pleno disfrute a unos pasos de casa habrán establecido lazos colectivos que ayudarán a que la vida en su barrio sea más solidaria, más segura y más feliz.
Muy bien por el articulo y el blog...
ResponderEliminarSeria muy padre que por ley los desarrolladores urbanos, tuvieran que reservar terrenos para jardines, proporcionalmente a las casas que planean construir. Aplicando un sistema como el de los canadienses, o aún mejor, implementar alguno adecuado a cada región según las características particulares de cada ciudad. Rescatemos nuestros espacios verdes.!!!
Ciertamente debe exigirse este tipo de reserva territorial pero la clave no está sólo en tener el espacio sino en mantenerlo; no hay que perder de vista que esta reserva puede ser una hermoso parque pero también puede ser un peligroso terreno baldío.
ResponderEliminarEs decir, siempre los esfuerzos por tener espacios públicos deben acompañarse de una estrategia que los sostenga en el largo plazo.
Estoy de acuerdo, esto debería de estar a cargo de los colonos, a través de una junta vecinal, recabando una cuota moderada, para los arreglos pertinentes.
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