Hoy, como todos los 22 de marzo desde hace 20 años, se celebra el Día Mundial del Agua. Asiduos lectores a este blog recordarán que el año pasado, en esta misma fecha, hablamos de nuestros alimentos y cuánta agua consumen pues de eso se trataba la celebración de 2012.
En 2013, el día del agua se trata de la cooperación en la esfera del agua o lo que es lo mismo de hacer énfasis y desarrollar una conciencia sustentable en torno a los proyectos de cooperación para usar sabia y pacíficamente los recursos acuáticos en esta esfera de agua y un poco de tierra en la que nos tocó vivir.
La verdad es que no se trata de hacer proyectos de cooperación nada más de buena voluntad o porque se nos ocurre que compartir es mejor que reservar, pelear o competir; este tipo de iniciativas son necesarias y urgentes considerando: que al menos 148 países en el mundo tienen una cuenca transfronteriza, es decir, el drenaje natural de una parte o la totalidad de su territorio pasa por un país vecino; que la competencia por el agua dulce se está volviendo cada vez más feroz y que muchos países comparten ríos, lagos y lagunas.
Cuando yo era niña, en pleno apogeo de la Guerra Fría entre Estados Unidos y la hoy extinta U.R.S.S. existía el mito de que la Tercera Guerra Mundial duraría tan sólo un instante, tiempo que le tomaría a cualquier de los dos países apretar el botón rojo que lanzaría una destructiva arma nuclear. Después, se acabó la U.R.S.S., se acabó también la Guerra Fría y con ellas se fue ese mito; ahora cuentan que la Tercera Guerra Mundial puede ser más larga, sangrienta, dolorosa y hasta primitiva porque girará en torno a un solo objeto del deseo: el agua.
Suena un poco a película de ciencia ficción pero la verdad es que muchos países comienzan a tener importantes conflictos a causa de una franja de río, de una porción de mar o de unas gotas de agua más para su pueblo y por ello la ONU este año consideró que era importante poner sobre la mesa este vital tema.
Lo que hasta hoy han hecho los pueblos en torno al agua compartida no son sólo malas cosas, hay historias maravillosas que deben inspirar en días como hoy a buscar mejores soluciones; tal es el caso del Acuífero Guaraní.
Un gran reservorio de agua subterránea dulce compartido por Brasil (71%), Argentina (19%), Paraguay (6%) y Uruguay (4%); eso es el Acuífero Guaraní. Aprovechado por los cuatro países a través de pozos, importante para todos y preocupante para todos si llega a contaminarse, secarse o degradarse de cualquier otra forma; antes que iniciar guerras frías, actos de presión, rebeldías y castigos los cuatro países se reunieron a charlar sobre el tema, a proponer la mejor forma para trabajar conjuntamente y en 2010 firmaron un acuerdo que les otorga a las partes derechos sobre el acuífero pero también claras responsabilidades de explotación sustentable.
Los proyectos de cooperación en materia de agua promueven la paz, coadyuvan a la lucha contra la pobreza, crean beneficios económicos y garantizan la conservación de este preciado recurso.
Tenemos mucho por hacer y como siempre inicio las recomendaciones para celebrar este día diciéndoles que se informen mucho y bien, que compartan el conocimiento adquirido y que recuerden que los pequeños cambios, los movimientos comunitarios y los ciudadanos organizados pueden hacer grandes cambios y para muestra basta un botón que hoy es ibérico:
El Tribunal de las Aguas de la Huerta de Valencia (España)
Todos los jueves sin falta, en punto de las 12 del día y desde hace más de mil años (leyeron bien, son 1000), en la plaza de la Catedral de Valencia, los miembros del Milenario Tribunal de las Aguas se reúnen para arbitrar en audiencia pública los conflictos relativos a la distribución del agua de los ocho canales de irrigación de 1.700 hectáreas de tierra en las que se producen cítricos, arroz, uvas y duraznos para España y para exportación.
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| Imagen Bernardo Ferrándiz Bádenes via Wikimedia Commons |
Los investigadores estiman que tuvo su origen y fundación hacia el año 960 (siglo X), bajo el mandato del Califa de Cordoba Abderraman III.
Hoy, la Constitución Española prohíbe la existencia de tribunales de justicia al margen de los que marca la Ley, sólo el Tribunal de las Aguas goza de tal excepción.
La elección del emplazamiento de reunión se debe a que la Catedral se levanta sobre la antigua Mezquita Mayor, al ser cristianizada los musulmanes tenían prohibida la entrada al templo, y ya que la mayoría de los huertanos eran musulmanes tuvieron que realizar sus juicios a la puerta de la Catedral y no en su interior.
La elección del día (jueves) se debe también a que el día santo para los musulmanes es el viernes, y por lo tanto el tribunal se reunía el día anterior a la jornada de descanso musulman. La hora elegida, las doce del mediodía se debe a que los musulmanes se regían por el calendario lunar y el transito de un día a otro se corresponde con las doce del mediodía de nuestro calendario solar.
Los miembros del Tribunal de las aguas tienen juridiscción para repartir el agua, establecer turnos de riego, limpieza de los canales y pago de cuotas para las reparaciones que puedan necesitarse. Las sentencias son inapelables.
Esta institución que originalmente surgió para surgió para resolver los litigios por riego de la huerta de Valencia y que hoy permite evitar que los conflictos entre los agricultores degeneren, fue inscrito en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la UNESCO en 2009.
Mil años cooperando y no compitiendo por su porción dentro de la esfera del agua.
Gran artículo, el diálogo y la cordura nos desvían de la destrucción, como español estoy orgulloso de lo que nos legaron otras culturas, como Roma o el Islám, o lo que nos están legando las distintas culturas latinoamericanas, todos debemos aprovechar lo bueno de las tradiciones y unirnos para que lo malo de estas acabe en algún museo de los horrores. Por suerte las costumbres son decantadas por el tiempo, de modo que solo suelen sobrevivir las mejores. Aunque parezca raro.
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